15 mayo, 2008

99 puertas

Hay recuerdos que envejecen con nosotros; cuando se intenta evocar esos recuerdos, aparecen como detrás de 99 puertas


Robert Musil

16 octubre, 2007



Complejo de Estocolmo. No hay nada como limar barrotes, pero si acaso tuviese que elegir cuáles limar exactamente, serían los que voy enderezando día a día.

14 octubre, 2007

(Nuevamente se cuelan sin posibilidad de escape, por dentro, dentro de mí. Y en la bajada de Libertador, con el aliento desgajado y la mentira evidente latiéndome en toda la cara. Espérase, como cualquier otro Goriot, aunque éste, che, éste llega… y si vieras cómo llega. J’ai tant revé de toi que tu perds ta réalité. Como cualquier otro Goriot.)

(se me antoja ahora que Goriot, al no llegar, no hacía más que inclinarse sobre sí, ubicarse en un final pero desde un principio muy cierto, entender que en todo paso hay siempre algo de menos, pero que justamente es tal no porque sea ejecutado, sino por la terrible huella que deja)

(lo cierto suele ser un complejo de lo invisible; su salida empieza en el hoy, sólo su salida resiste… el lustrador ya está mugiendo por la franela que va a ensuciar… nosotros miramos la mayoría de las veces por el visillo de la vida para ver cómo viene la mano. Y entonces. Un diario de vida es un planning. Es una posibilidad que no descarto. La otra comienza a hacerse menos lógica cada día. La idea de que Sí, contamos algo y que en eso nos asignamos una cierta responsabilidad. )

(En el moco inestimable de la pegatina maravillosa de Einsentein, con cortes demasiado perfectos entre ilusión e ilusión. Ahora Bill Evans parece ridículo a su lado. )

(mi ejemplar de Zama, el estúpido ejemplar anotado de tapas negras (clarín editions) inutilizable por más de dos meses, yendo a parar detrás de la almohada, primero, y detrás del respaldo, después;

la paciencia puede ocasionar el vértigo, como lo supo Rimbaud, como lo dice Di Benedetto a cada línea; el pulso Di Benedetto, su precisión, esa intervención quirúrgica del lenguaje, la demostración clara de que se puede ahogar uno en un vaso de agua sin que una sola gota caiga fuera)


(Nuevamente Libertador, con sus parques sin amor ya, con sus miles de atletas urbanos; yo no, yo voy fumando… tres o cuatro de la tarde)



(Y sí.

And the days are not full enough
And the nights are not full enough
And life slips by like a field mouse
Not shaking the grass
Pound, E, yes, he knew it)


(Undercurrent: noche en calma. Romain, alternate take #. Muy de a poco, se va haciendo de día. Escribo en el silencio del cuarto, rodeando a otros cuartos. Tengo un cuarto que puede sólo compartir fantasmas conmigo)

09 octubre, 2007

La vida es de rebote.

¡INSENSATO! – le han gritado, y él, de rebote, se ha sacudido una a una las pulgas, acabado el cafecito de las cuatro y le dio con el empeine (debería decir “empeinó”) a una bolsa de basura aburrida, allá en la madrugada.

Pero como si no bastara con esto y como si existiese un rebote por cada suerte, la suma vana de las desgracias no llega tan fácil a su rebalse. Ni rebotar es venirse fuera de uno mismo, ni pasarse de largo, ni mucho menos no alcanzar a llenarse. El rebote, como cualquier otro fenómeno, es único y se empeña en ser lo que esa caspa anodina es en lo azul de nuestros sacos.

07 octubre, 2007

Usted que creía que se las sabía todas eh. Pero arrímese, que le cuento, mire: ponga una de sus manos sobre esta mesa, usted sí. Dibuje su entorno con este crayón; vamos a hacerle lugar, dependerá del gigantismo o no de su mano; pero, veamos, hay lugar, su mano no es gran cosa. Y bien. Ahora deme su mano, confíe, no sea arisco, hombre. Mientras me aprieta la mano, mire el croquis de su mano dibujada en la mesa con crayón, y dígame: ¿no se siente un poco más mezquino que el resto del mundo? ¿no siente que esa mano que Ud. acaba de trasladar (la mano de su mano) no es menos fiel, pero sí exactamente su mano a la orden del día? ¿no ve que su mano dibujada, la cual le forja trascendencia, longevidad y otro montón de cosas igualmente consagratorias, es acaso una mano entre todas las otras manos dibujadas, o talladas, o esculpidas, incluídas las de Rodin, ocasionalmente robadas? ¿se fía Ud. de que esa mano, que me ha dejado en mitad de la mesa como un perfecto espacio en el que apoyar una pava, pueda acaso revelarse contra las otras manos y aún así traerle algunas tareas accesorias en las que ocuparse, ya sean las de mentir manos por cada otra mano y repeler manos por tantas otras manos y no poder ya tener mano (mano, tallador) en la que quedarse tranquilo, quieto, tributario de sólo una mano?
Amigo, dibújeme ahora algo que pase desapercibido y que se lo coma el olvido y que, por sobre todo, le cueste bien poco.
Porque UNO no tiene más que un alma que se rebobina a todas horas…


La filosofía de una prosa y una glosa: un centro que sea buque que sea surco que sea acaso:

con tal de verte puesta e incómoda puesta e indemne puesta: con tal de hacerte quieta y muy pero muy incómoda, quieta, y ya casi pero no tan indemne, quieta: con tal de que escribas tu nombre al fin de todo esto.

He dormido. Fustigo el como he dormido. He esperado. Insensato el como he esperado. He traído. Suspenso el como he traído. He hecho tantas cosas por vos que me deje en plena calle, el miedo, la memoria.


Muy por la noche, cuando enciendo cigarrillo entre cigarrillo. Yo no sé de diatribas. No sé de alfabetos. No sé de buenas a primeras, no sé. No sé pensar.
La idea empieza a ser de C, que me baraja en una mirada de pasillo y que en ella se inmola. Yo dejo los ojos. La sangre. La idea, digo, y me pongo detrás de la escalera a sopesarlo todo y me distraigo con el humo y las piernas que veo ir y venir
La idea de C. me baja como una araña por el cuerpo

Sujeta/ tan poco sujeta/
Agua que no has de poseer/
Sujeta/ sujeta/ tan poco sujeta/
Alma que no has de vivir/

Si ella/ siendo todas ellas/
Es más poco ella/ y siempre todas/
Adulterando el amor/
El amor que espera/
Quiero siempre un gran amor que nunca comience/

Si ella/ en todas ellas/
Menos ya siendo todas/ volviéndose ella/
Ella, pudiendo ser todas/
Acaba inútil perdiéndose en mí/

Como un amor que no comienza/
Que no es amor si es que comienza/
Si no es entonces esa promesa
sabia/
que ya no sirve


La filosofía de una glosa y una prosa: en realidad, no dejamos muy bien en claro de cuántas maneras una y otra se franelean y se lastiman. Mientras la una recorre todas las nociones de objeto, la otra totaliza en tantos objetos posibles una sola y única noción.


Un zarpullido y luego apartarse, push back & more, paredón y alter-paredón.

No hay hora más plena que la que se agiganta por nuestra buena suerte. Cuando duermen orgullosos los sueños, parece que no, pero sí: vivimos más. No importa qué es lo que vivimos, si puede o no mesurarse o calarse. Solo que –



hay tiempo.

03 octubre, 2007

En casos como éstos: tirar de la manija & push back. Así funciona la cosa. No sirve de exemplum, mismo no sirve de idea. Tirar de la manija & push back. A eso llamo, no sin cierta modestia, el entendimiento.

(advierto que me dirijo a ella como “la cosa”; advierto que me dirijo a la cosa como “ella”)

30 septiembre, 2007

Anonadado.

Ano Nadado.

A(h)! No! Na(h)! Dado.

Anonadado.




Y digo: qué queda más que unirse al enclave de figuras-plastilinas de las horas, lo caprichoso de un tiempo tan dócil con el que hacer: mi vida, hermosa como un labio apenas mordido.
Góngora


Entre espinas crepúsculos pisando,
Riscos que aún igualara mal, volando,
Veloz, intrépida ala.
-menos cansado que confuso- escala

28 septiembre, 2007

Silence is a great blue bell
Swinging and ringing, tinkling and singing,
In measure's pleasure, and in the supple symmetry
of the soaring of the immense intense wings
glinting against
All the blue radiance above us and within us, hidden
Save for the stars sparking, distant and unheard in their
singing.
And this is the first meaning of the famous saying,
The stars sang. They are the white birds of silence
And the meaning of the difficult famous saying that the
sons and daughters of morning sang,
Meant and means that they were and they are the children
of God and morning,
Delighting in the lights of becoming and the houses of
being,
Taking pleasure in measure and excess, in listening as in
seeing.

Love is the most difficult and dangerous form of courage.
Courage is the most desperate, admirable and noble kind of
love.

So that when the great blue bell of silence is stilled and
stopped or broken
By the babel and chaos of desire unrequited, irritated and
frustrated,
When the heart has opened and when the heart has spoken
Not of the purity and symmetry of gratification, but action
of insatiable distraction's dissatisfaction,

Then the heart says, in all its blindness and faltering
emptiness:
There is no God. Because I am hope. And hope must be
fed.
And then the great blue bell of silence is deafened, dumbed,
and has become the tomb of the living dead.




(Delmore Schwartz)

22 septiembre, 2007

Es una nostalgia de lo que viene más bien… Y también recordar que no era llegando demasiado tarde que iba a venir lo que queríamos.

Pero uno dice nostalgia.

Uno dice blues.

Y dice, casi con vergüenza : 2:50 a.m


cuando por la mañana temes encontrarte muerta (y que no haya más imágenes): el silencio de la comprensión, el silencio del mero estar, en esto se van los años, en esto se fue la bella alegría animal.



Pizarnic, marcada con rotting indeleble.

18 septiembre, 2007

NOTA: un diario que reconoce a su autor y lo sabe vivo y lo rememora (a veces) como (apenas) un producto de él no es más que un perfecto sospechoso: cuando una vida es prácticamente dos o tres instantes. Adhiramos ahora (también) a que su autor (no es de extrañar) comienza (él mismo) en el diario. Que su autor se ocasiona. Que su autor escribe mal.

17 septiembre, 2007

Il s’agit de faits qui, fusset-ils de l’ordre de la constatation pure, présentent chaque fois toutes les apparences d’un signal, sans qu’on puisse dire au juste de quel signal, qui font qu’en pleine solitude, je me découvre d’invraisemblables complicités, qui me convainquent de mon illusion toutes les fois que je me crois seul à la barre du navire. Il y aurait à hiérarchiser ces faits, du plus simple au plus complexe, depuis le mouvement spécial, indéfinissable, que provoque de notre part la vue de très rares objets ou notre arrivée dans tel et tel lieux, accompagnées de la sensation très nette que pour nous quelque chose de grave, d’essentiel, en dépend, jusqu’à l’absence complête de paix avec nous-mêmes que nous valent certains enchaînements, certains concours de circonstances qui passent de loin notre entendement, et n’admettent notre retour à une activité raisonné que si, dans la plupart des cas, nous en appelons à l’instinct de conservation. On pourrait établir quantité d’intermédiaires entre ces faits-gilssades et ces faits-précipices.




(André Breton, Nadja)
Una vulgaridad la vida en diferido.
Una tarde como otras, que se pianta como otras. Como recuperarla a esta tarde, mismo en este tarde.
Una vulgaridad el desasosiego errante de una vida permitida. De una vida en mi vida: surcándola. La tarde del final de Père Goriot (¿fue así?)

Sépanlo, me digo, que esta tarde la sopesamos con lo que no trae la próxima, porque en su rumiar de lejos dice: suerte, dice: agarrate catalina, dice: no te sientas tan tarde, barquito haciéndote a la mar, no te sientas, dice. Y guardo el paquete de puchos en el bolsillo y lo estrujo con suave prepotencia frente a las hojas que crujen pardas, largas calles que comienza en las nubes finales del río, corazón y frutilla de tu corazón, Suipacha street, bajando la mirada, volviendo a mirar, miro: dice es tarde.

(ante la ausencia de mejores y otras palabras; ante la imposibilidad de un comportamiento al menos digno; ante el llamado de último momento al que no atiendo ya)

Colorearlo todo de gris también es colorear.

La vida emancipada de su deferencia. La vida y dulcísimo cuando siento verte venir en sueños. Rememorar el error y la beatitud: en Beethoven, en Cole Porter, en Carabelas de la nada, Carabelas nada.

Trabajo en la paciencia, leo L’homme revolté, pierdo el tiempo agradablemente.
(Michaux)


Tu t’en vas sans moi, ma vie.
Tu roules,
Et moi, j’attends encore de faire un pas.
Tu portes ailleurs la bataille.
Tu me déserts ainsi.
Je ne t’ai jamais suivie.

Je ne vois pas clair dans tes offres.
Le petit peu que je veux, jamais, tu me l’apportes.

Á cause de ce manque, j’aspire à tant.
À tant de choses, à presque l’infini...
Á cause de ce peu qui manque, que jamais tu m’apportes.

16 septiembre, 2007

Delgado Ibánez, > Fundidor del acero
alias Zarpullido > quien cuenta las monedas a escondidas de sus amigos y paga siempre con el billete más alto que tiene. A veces no tiene.


Susana Zódaco, > Correctora en La Razón
alias Polita > la cual se manda un tarro de dulce de lecha cada noche, con
cuchara. Hace un ruido de espanto


Daniel Nuncio, > Empleado burócrata en GCBA
alias Fosforito > solidaridad con el panadero, de manos limpias,
hostilidad con el verdulero, de manos sucias.


Tomás Ekrestein, > Vitricida
alias El Ruso > quien se registra en un hotel diferente cada fin de semana.
El lunes vuelve a Bernal en donde vive y trabaja, aunque no
simultáneamente.
Posibilidades de KFK:

KFK, monstruosamente enfermo en sus últimos días, finalmente llegó al punto de partida. En su mesa de trabajo, que permanecía pulcra y lúgubre frente a la cama, una noche, al despertar repentinamente, trazó un círculo en lápiz negro y al colorearlo se dio cuenta de que podía así atravesarlo. Pero atravieso, KFK pensó, la idea misma de haberlo engendrado.
KFK, que solía pasar días enteros solo y absurdo en su habitación, soñaba con que un círculo se revelase contra su propia naturaleza en la tonta idea de que lograría su periferia sólo al acorralarse a sí mismo, en un sentido bastante más amplio al que estamos habituados.
Apostar a que pase algo.

Veo los rostros de tantos ogros y oráculos: Mallarmé y su Santo Grial herido por las sombras. Su palabra traicionada. Holderlin empleado en retroceder infinitamente, muriendo infinitamente, enamorando a un alma que no puede ser. Su palabra denegada. Arlt imbuido en el tormento de no ser Arlt. Su palabra sola. Desolada.

Me sumerjo en bestias y huracanes de ojos ciegos.

(el otro día – vaya ocasión la del otro día – me decían: en los últimos días de un hombre, dale a elegir: escribir lo mejor que puede escribir o leer lo mejor que puede leer: ¿qué elige?)

El otro día es hoy. Ahora. Mi otro día siempre es hoy. No conozco presente más que el del otro día. A veces creo que necesitaría finalmente explicarme mejor, que hace falta un poco de claridad para pasar en limpio –otra instancia infinita- Y aunque sé muy bien que, después de todo, puedo reunir algunas ideas díganse prolijas, su anuncio me alojaría en un sin fin de mentiras. Cuando miento, no siempre estoy escribiendo.

15 septiembre, 2007

Tarde o temprano termina acabándose.
Vaya frase. Cierta, sí, pero vaya frase.

Tarde o temprano, termina; acabóse. Y ahí ya nos vamos entendiendo un poco más.

He preferido sedimentar algo antes de venir aquí a expulsarlo. Me percato de que obedece a una especie de acuerdo roto con lo que se supone que debe ser, pero en suma, tratar de ver lo que puede ser, o incluso, sólo imaginar algo de tal presunción ya me dejaría inactivo un par de jornadas y a puro gusto y culpa. Por eso es que si he de venir aquí, si he de corroborar aquí que todo lo que allá es, más o menos, una suerte de venganza, prefiero que sea con ciertas moderaciones. Prefiero el ventrilocuismo. O el vudú. Operar algo lejos de mí. Ya no torcer la suerte, no. Sólo operar. Reunir instancias, hacer prólogos en diferido, o post-prólogos. Post-prólogos que han de ser escritos en algún lugar del presente. Sólo vos sabés cuándo. Y si sabés cuando, es que tenés más dominio que yo. Y eso, desde el vamos, que es cierto.

Hace dos días la vi a ella salir del cine. De la Lugones. Yo también salía de la misma sala, pero imposible saber que ahí estaba; de todas formas. No se puede ver Lola sabiendo que ella está ahí. Por eso es que la vi con la más dulce de las inocencias. Ella estaría a veinte butacas de distancia. Así es que Lola no me hace llorar. Aunque ni con ella en estos días podemos llorar.

¿Tenés ganas? Sí, a veces tengo.

Anoche por ejemplo, tuve ganas. Apagué el velador y me dormí. No siempre es tan fácil, pero lo apagué. No voy a tener problemas en saber por donde voy, no tengo más que volver un poco en mi cabeza y ya sé por dónde voy. Esas cosas, por suerte, siguen estando claras para mí.

No sé muy bien qué cosas hacen que uno despierte un sábado a las 6 de la matina. Parece, más allá del asombro, un gesto de mal gusto. Me traje el café, lo puse frente al ventanal, bebí de a sorbos esporádicos hasta que se enfrió. Ya frío estaba en el primer cigarrillo. Es el mejor de todos. Los cigarrillos, como muchas cosas de la vida, son los mejores en tanto primeros. Los demás serán sólo eso: los demás. Pero no el primero. El primero tiene de bueno por sobre todo que no será el último. No ando mucho en plan de creer que cualquiera puede ser el último la verdad. Ni en plan de creer. En plan de creer, tampoco ando.

En realidad, lo que hay que hacer es mandarse a mudar. Lograr que un amigo nos invite a almorzar. Pagar un buen vino y pensar mañana en lo que gasté, o no pensar y pagarlo, así nomás, con los ojos cerrados. Quedarse un rato largo en la parrilla enfrente de la plaza Irlanda después y ver que el sol hace lo suyo con las hojas. Es un día hermoso. No está para melonear con tanto frío. Y si se puede, acostumbrarse a ello, y un día llegar así a un estado Alexis Zorba. Aunque lo sienta y sea una contradicción muchas veces, llegar al estado Alexis Zorba. No me importa ya el qué diré. Que lo haya intentado alguna que otra y pasada vez, quiero recuperar mi Alexis. Quiero mentirlo siquiera. Y si quiero, puedo. Eso digo. Me digo. Eso me repito. Que si quiero, entonces Zorba, Alexis.
Seguro que a Kazantzakis le pasó lo mismo y...

14 septiembre, 2007

Al llegar a la mitad de la plazoleta se para… Camina hasta ahí como si lo esperara una especie de zeitgeits. No es dado que una vuelta atrás prevenga a un mejor amor.
Ni medio. Amor. ------

Amor.

Convidame un poco, querés.


Tengo varios ocupaciones estos días y una de ellas se ocupa de esperarme. Espera ser; yo la ocupo.

En esta jaula paciente que llamamos ser: arrojás la moneda sin acaso elegir. Te arrojás detrás. Vos no temblás. La moneda acaso. En la esquina del Cabildo fue la última vez que temblé. Tenía más café que sangre en el cuerpo, hacía frío y yo desabrigado. Fumé uno, dos cigarrillos. Me subí a la baranda del subte. Después me abotoné un poco el saco y sentí verte llegar, verte no llegar y verte acaso llegar. Pero más tarde.

No tengo el tiempo de antes ni las ganas de antes ni las mentiras de antes. Antes hacía cosas que me sorprendían. I was able to slide myself. Estoy perdiendo el tiempo. Digo me voy con demasiada regularidad y con aún más dedicación.

Vuelvo al cuaderno en un par de horas. A la misma mesa. Lo que no sabía Blanchot es que la communaute es también incommunicable y que el estar en el mismo circuito de vanidades no significa que nos debamos demasiado.

Duele, a veces.