14 septiembre, 2007

Al llegar a la mitad de la plazoleta se para… Camina hasta ahí como si lo esperara una especie de zeitgeits. No es dado que una vuelta atrás prevenga a un mejor amor.
Ni medio. Amor. ------

Amor.

Convidame un poco, querés.


Tengo varios ocupaciones estos días y una de ellas se ocupa de esperarme. Espera ser; yo la ocupo.

En esta jaula paciente que llamamos ser: arrojás la moneda sin acaso elegir. Te arrojás detrás. Vos no temblás. La moneda acaso. En la esquina del Cabildo fue la última vez que temblé. Tenía más café que sangre en el cuerpo, hacía frío y yo desabrigado. Fumé uno, dos cigarrillos. Me subí a la baranda del subte. Después me abotoné un poco el saco y sentí verte llegar, verte no llegar y verte acaso llegar. Pero más tarde.

No tengo el tiempo de antes ni las ganas de antes ni las mentiras de antes. Antes hacía cosas que me sorprendían. I was able to slide myself. Estoy perdiendo el tiempo. Digo me voy con demasiada regularidad y con aún más dedicación.

Vuelvo al cuaderno en un par de horas. A la misma mesa. Lo que no sabía Blanchot es que la communaute es también incommunicable y que el estar en el mismo circuito de vanidades no significa que nos debamos demasiado.

Duele, a veces.

No hay comentarios.: